En un mundo dominado en buena medida por el dinero, existen historias que no se pueden separar de dicho invento que acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales.
Al dinero se le ha adorado y satanizado de todas las formas posibles, ya que ha sido un instrumento capaz de cambiar la vida -para bien y para mal- de millones de personas en todo el mundo.
Y fue precisamente el dinero el que llevó a un sacerdote mexicano a emprender una aventura que le cambiaría la vida.
Su nombre es Sergio Gutiérrez y en los años sesentas del siglo pasado era sacerdote en la diócesis de Texcoco, donde además fundó un orfanato llamado «La Casa Hogar de los Cachorros de Fray Tormenta», que serviría como hogar de más de 270 niños.
Al verse en la necesidad de conseguir suficientes recursos para sostener a tal cantidad de niños, Gutiérrez comenzó a pensar en varias opciones.
Tiempo atrás había quedado conmovido por dos películas mexicanas: El Señor Tormenta y Tormenta en el ring, en las que se contaba la historia de un sacerdote pobre que apoyaba a los niños de su orfanato convirtiéndose en luchador de lucha libre por las noches.
Y fue así como, recuerda en entrevista con El Sol de México, decidió él mismo quitarse la sotana y cambiarla por una máscara de luchador. Ya sólo le faltaba el nombre, el cuál tomó precisamente de las cintas que lo inspiraron: Fray Tormenta.
Nunca pregunté cuánto pagaban en la lucha libre
Don Sergio confiesa que en un principio creyó que metiéndose a la lucha libre ganaría dinero suficiente para mantener a sus niños.
“Yo pensé que los luchadores ganaban millones, así que dije: Con que gane un millón al año, pues lucho unos dos o tres años, junto unos dos o tres millones y con eso hasta pongo una Ciudad de los Niños y me retiro de la lucha libre para seguir con mi sacerdocio”, recuerda.
Antes de toparse con la realidad, Fray Tormenta se encontró con otro imprevisto: Nadie quería enseñarlo a luchar. “¿Cómo va a luchar en el ring un padrecito?”, le decían.
“Hasta que me encontré a José Ramírez, que sí me ayudó y estuvo conmigo hasta que me dijo que yo ya estaba listo para hacer mi debut… Y fue entonces cuando, después de aquella primera lucha, abrí el sobrecito que me dieron y vi que sólo tenía 200 pesos… ¿Cómo es que nunca se me ocurrió preguntar cuánto se gana en la lucha libre”, recuerda.
Así, Fray Tormenta comenzó a presentarse principalmente en arenas chicas y se comenzó a correr la voz sobre su figura, aunque nadie sabía que tenía una doble identidad, es decir que también se dedicaba al sacerdocio.
“Un día me habla por teléfono el Huracán Ramírez y me dice que vamos a luchar en tal parte, cierto día a las 2 de la tarde. Y yo le contesto que no voy a poder, porque ese día tengo una boda.
– “¿Cómo que una boda, te invitaron?”, le reviró el famoso luchador.
– “No, yo la voy a celebrar”, se le escapó decir a Fray Tormenta.
Y así fue como se fue corriendo la voz, hasta llegar al Consejo Mundial de Lucha Libre, que no vieron con muy buenos ojos la idea, pero tampoco le prohibieron continuar con su actividad.
Yo nunca busqué la fama… Yo sólo iba tras la lana, para mantener a mis chamacos
– Fray Tormenta. Sacerdote y luchador
Del lado de la Iglesia tampoco querían aceptar la doble vida del sacerdote, a quien le decían que eso de luchar iba en contra del Evangelio de Jesucristo.
– “Jesús dijo: si te pegan una mejilla por la otra; ¿qué clase de ejemplo estás dando”, le decían sus superiores.
Él les aseguró que con gusto dejaba de pelear, pero que entonces iba a pasar cada mes con ellos, para que le dieran el dinero que él ya estaba reuniendo para el Orfanato.
– “Bueno, no es para tanto, sólo cuídese, cuídese mucho», le contestaron.
Y así es como poco a poco fue creciendo la leyenda de Fray Tormenta, quien durante más de 40 años sacó adelante la casa hogar en donde crecieron cerca de 2 mil niños, muchos de los cuales son ahora médicos, abogados, programadores o incluso luchadores, como es el caso de Místico.
Su historia no ha dejado de sorprender a propios y extraños, siendo motivo de noticias y documentales alrededor del mundo y llegando al grado de inspirar a su vez otras películas, como fue el caso de El hombre de la máscara dorada, protagonizada por Jan Reno, y de Nacho Libre, protagonizada por Jack Black.
“Me siento orgulloso de ser mexicano y como dicen en los medios, de trascender fronteras, pero yo nunca busqué la fama, a estas alturas probablemente no haya un país donde sepan de Fray Tormenta, ahorita por ejemplo me acaba de hacer otra entrevista desde Polonia y no dejan de llamarme y de invitarme aquí y allá, pero te juro que no, no quería ser famoso… Yo sólo iba tras la lana, para mantener a mis chamacos”, admite.
Puedes apoyar a Fray Tormenta
Lamentablemente, esta historia dio un giro inesperado. Actualmente Fray Tormenta tiene 79 años de edad y padece herpes zoster, una enfermedad causada por el mismo virus de la varicela, la cual le ha ocasionado la pérdida de la vista, entre otros malestares.
Y aunque no es un padecimiento que ponga en riesgo su vida, éste puede ser muy doloroso con síntomas como fiebres, sensibilidad a la luz y al tacto, dolores de cabeza, fatigas, ardor y sarpullidos.
Los especialistas le explicaron que el tratamiento oportuno de este mal puede frenar la infección y disminuir las complicaciones, por lo que Fray Tormenta se apresuró a pensar en otra opción para captar recursos, y abrió un autolavado para poder pagar sus tratamientos, pero unas semanas después lo cerró porque los malestares seguían incrementando.
Fue por ello que familiares, amigos y aficionados del luchador lanzaron una colecta solidaria para solventar los tratamientos médicos por medio de una recaudación de fondos en la plataforma en línea GoFundMe, sus allegados buscan reunir 50 mil pesos para pagar los traslados, atención médica y medicamentos de este hombre que precisamente dedicó toda su vida a ayudar a los demás.
“Los años han pasado y es nuestra oportunidad de contribuir a sus gastos médicos y su bienestar general. No dejemos en el olvido a un verdadero héroe mexicano, demostrémosle que su labor no pasará desapercibida”, explica Andrea Lorena Sánchez, organizadora de la campaña en colaboración con don Sergio y su hijo.
No dejemos en el olvido a un verdadero héroe mexicano, demostrémosle que su labor no pasará desapercibida
– Andrea Lorena Sánchez. Organizadora de la campaña
Mientras tanto, Fray Tormenta no se rinde y además vende máscaras firmadas y otros objetos de colección por medio de sus redes sociales, además de que sigue en contacto con la prensa y con sus seguidores, a pesar de las incomodidades físicas que estas actividades le pueden generar,
Adicionalmente, el pasado 3 de agosto se organizó una función con causa en homenaje a Fray Tormenta en la Arena Rey Bucanero del Estado de México, con la participación de Último Guerrero, Atlantis, Volador Jr., Solar, Blue Panther y Stuka, entre otros gladiadores.
“Yo les agradezco mucho todas las muestras de solidaridad y las palabras de todos los compañeros y colegas, porque de verdad, jamás pensé que iba a quedarme ciego, algo que te obliga a aprender de nuevo a comer, a caminar, etcétera”, comenta.
Sobre su actual situación económica, confiesa:
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“Obviamente sí gané dinero, pero todo era para la casa, para mis cachorros. Algunos me regañan porque no hice una casa con el dinero que gané, pero no pensé en eso, ni en que iba a llegar a viejo; uno sólo piensa en sacar adelante a la familia, tú trabajas para que tus hijos lleguen a ser algo… Y sinceramente no me arrepiento, no me arrepiento porque además dediqué mi juventud a la lucha libre”, agrega.
Antes de despedirnos, Fray Tormenta admite que aunque todas las luchas, arriba y debajo del ring fueron difíciles para él, esta que libra actualmente, es sin duda la más difícil que le ha tocado librar.